/* ----------------------------------------------------- Blogger Template Style Booted from wordpress to blogspot by Gecko Name: Death Designer: URL: http://www.geckoandfly.com Date: 27 April 2007 ------------------------------------------------------ */ fotografías dibujadas: octubre 2007

martes, 30 de octubre de 2007

Siempre eso de los puntos culmines que no existen. Que son quizás un deseo de que allí acabe, de que allí termine para siempre aquello, de que no puede avanzar más allá, de no creer que pueda hacerlo. Y de repente sentir que el mundo se detiene, y es mentira, es mentira, las horas se siguen sucediendo, parecen burlarse de aquel detenimiento, el mundo sonríe irónico y sigue girando, aquello que a uno le pasa no le importa, sigue girando, y si para uno el mundo se detuvo no es problema suyo, y uno finalmente se deja arrastrar, se deja llevar, deja girar y suceder por las horas, uno gira, da vueltas, se marea y cae al suelo. Y no, no es el punto culmine, aquel punto inexistente es sólo un punto y seguido, sigue, sigue... Y uno quisiera escaparse salir de ese sistema que parece perverso, donde lo encierran en un espacio y tiempo no elegido y que uno no controla, escritor perverso que te escribe a su capricho, que organiza las cosas de modo que la trama sea más interesante, y te va tirando cosas de a poco, para que las vayas tomando, sin contarte el final, sin decirte toda la verdad, escritor empedernido, quizás borracho, que te escribe y quizás se olvida lo que escribió ayer, que te hace ir y venir, quizás escritor suicida que se mate al terminar su obra, escritor egocéntrico. Y vos seguis, acorralada como en esos sueños sin salida, donde queres despertar y no podes, queres gritar y no podes, querer correr y estas paralizada. Y la impotencia te crea un nudo en la garganta que tampoco te deja respirar. Pero donde respiras igual, porque si queres morir no podes, estas soñando.

lunes, 29 de octubre de 2007

El tiempo cansado, agobiado, aburrido. Las horas en vano, piden auxilio. Cotideaneidad mediocre, absurda, falta de esa chispa generada por personajes de otra dimensión. Falta de esmero, satisfacción. Siempre insatisfecha de las cosas, siempre distante, perturbada, egocentrica, miraba de reojo la habitación. Y deseaba -sólo un deseo- otro lugar, otros nombres, un abrazo, un llamado, una espera que se concreta y se convierte en encuentro.

Ti facevo ¿e allora?
non è più che un ricordo ¿bello? no lo so, non posso trovare un nome, è soltanto un sentimento che è nella aria e io respiro.



Busco si queda algo de café, dos cucharadas... mientras te espero... ¿te espero? ... y ahora los cíclopes se miran, sí, lo recuerdo, del día en que después escribí que ahí noté que te había extrañado. Pero no me importa, no, no me importa. Ahora tengo tu sabor en los labios ¿cómo? es un secreto, no importa. Demasiado simple y estúpido, y me lo guardo. Debajo de la almohada, entre las sábanas, las palabras, las rimas que no riman, esos sueños extraños, ese alivio al despertar, si es que puedo hacerlo en algún momento, despertar, despertar, despertar...
y allí en el monte de los cipreses los muertos dicen una sóla palabra "vivid".

¿Y en que estarás pensando, perdiendo el tiempo? Shh esta bien no lo digas, no me defraudes, prefiero pensarte en temas eternos, en un debate interno, monologo poético, que reconocerte un un delirio de chamullos al aire. Al aire porque nadie los oye, porque a nadie le importa, porque entran por un oído y salen por el otro, y esas bocas que besas, son bocas que se olvidan, se esfuman y no te queda nada, y vos te fumas un pucho, miras la hora y te vas, y en la cama no queda nada, no queda tu sombra, no queda nisiquiera arrugada la parte de la cama que ocupaste. Las sábanas se lavan, entra otra pareja y no queda nada. Y vos vagas por las calles sin saber porque, andás, caminas, y ya a nadie le importa, porque fuiste dejando todo, lo fuiste arruinando, entorpeciendo, manchando.

Y ella anda igual, también vagando, también perdida. No sabe si viene o si va. Detenida, corriendo por procurar no estarlo. Pero no entiende, y ya esta cansada de querer entender. Te mira, te miraba, ahora sólo mira un recuerdo que se enturbia, las formas se ven deformes, estúpidas. Camina, se pincha los pies, avanza, cocha contra la misma pared.

Y a vos, que no te importa, esperas un colectivo que te lleva de vuelta, ese que da muchas vueltas y te marea, ese en el que protestas y deseas ya estar en tu casa. Ese con el que volves de otra casa, de otra cama. Ese que yo nunca tomé.

viernes, 26 de octubre de 2007


No me esperes. Yo sé, todo eso que de alguna forma en algún momento te atrajo ahora se nos vuelve en contra. No lo hago a propósito y, lo sé, tampoco hago nada para evitarlo. Es que no, no es mi intención, no me interesa ir contra lo que siempre fui. Sí, así de egoísta, así de sincero te lo quise decir hoy. El motivo es que quizás sean mis últimas palabras, que no nos volvamos a ver. Sí, yo me voy, pero vos, vos no me esperes. Shhh, no digas nada, no importa, no hagas mil preguntas si sabes que no te voy a responder. Eso de que no me entenderías, sí, vos lo sabes, es una excusa. Pero no importa, no me preguntes. No estes con la carita triste, ni andes caminando mirando el piso, ni andando por los lugares que anduvimos. Vos vola, anda por lugares nuevos, las cosas que te dije fueron verdad, al menos en ese momento, en ese instante en que salieron de mi boca. No, no te pongas ahora a buscar las palabras, a hacer cuestionamientos, ya sé que es probable que me descubras alguna mentira, pero vos sabes a lo que me refiero. Sí, yo te quiero. Pero elegí otra cosa, la elijo a diario, y las historia que vos nos intentaste es tu historia, la mía es otra, en mi proyección del futuro ando por otro lado, y vos... Vos no sé por donde estás en esas imágenes. No llores, que me parte el alma y de todos modos no puedo hacer nada. Yo, me voy, a algún lado, a ninguna parte, no importa, pero vos, vos no me esperes.

jueves, 18 de octubre de 2007

9:ooam de un jueves. Antes los jueves tenían otro significado, otra definición en su diccionario subjetivo. Hace un rato un pelo, unas manos, sus dedos con ciertas características que en su cabeza produjeron una rápida asociación, en la esquina de mendoza y vuelta de obligado la hicieron volver a pensarlo, a recorrerlo mentalmente para comprobar aquella analogía simple, sin mucho significado más que el de provocar un sabor extraño. Encontrar de pronto algo suyo en cualquier otro lado, algo de su mirada en otros ojos, o alguna caracteríatica repetida era mezcla de satisfacción y disgusto, ni tan único, ni tan lejano, pero de todos modos tan poco suyo, e irrepetible irremediablemente, las demás, sólos copias truchas y vulgares, imitación mal hecha. Recordó también impulsada por aquel encuentro con el sujeto de la esquina que se disponía a cruzar la calle sin percatar lo que era capaz de generar en la cabeza de su, desde ese momento, espía momentanea, ocacional, a la mujer de mcdonalds de la noche anterior que podría ser su madre. ¿Qué importancia podía tener de todos modos? No lo sé, ninguna probablemente, pero insistía en buscar, inventar, descubrir relaciones, lazos. Aquella mujer morocha, de ojos marrones, madre de él, ¿acaso importa? podría ser cualquier mujer, y sin embargo, debía tener ciertas sutiles características imperceptibles al ojo que mira con poco cuidado que hacían que no cualquier simple señora pudiera entrar en la lista imaginaria, pero escrita con detalle, de posibles parientes del susodicho.
Cuantas vueltas sin destino, cuadras inciertas, o al contrario, demasiado predecibles. Cuando en horas de la madrugada ella pensaba que no quería lo simple, lo tan cotidiano, pretendía llegar a una conclusión de intensidad, o muy bueno o muy malo, los términos medios mientras miraba a un grupo de chicos hablar estúpideces le parecieron mediocres, sin necesidad de ser vividos. Y sin embargo, reconoce haber deseado no pasar ciertas cosas, ¿sería necesarias? ¿o aquello de que sean necesarios sólo una escusa para justificar lo que ya esta hecho? No importa de todos modos. Importa más las lineas aún no escritas que las ya grabadas procurando inutilmente borrar. Maldita sucesión de hechos desafortunados, mareo suficiente para errar las cosas, tirar al suelo lo que quedaba sobre la mesa ¿quedaba realmente algo? Pensó que sí, que no necesariamente había que llegar hasta allí, y se maldijo en sus pasos, reclamando una escapatoria, gritando euforica que ella sólo estaba allí mirando y que no era parte de nada. Como aquello de mirar un cuadro pero no ser parte de él. Querer dirigir estando actuando. Y de pronto, al pensarlo, volver a él. Maldito su nombre que está en todas las cosas, no en las cosas, en sus significados, en sus colores, en sus formas. Estar adentro y verlo como una película, a veces agradable y a veces otra que desearía cambiar de canal. Y ahí darse cuenta de que no se es un simple espectador, sino que se esta encerrado en una perversa cinta ¿película de terror?
La plaza dormita. Las palomas pasan encima de su cabeza. Una casi cocha contra ella. Algunos van, otros llegan, y ella ni una ni la otra, simplemente estar. Momento de existir, persistir, insistir en continuar. Sin opción. Siempre todo parece haber llegado al tope y sin embargo continúa girando. Y ella ya lo mira agotada, sin ganas de discución, y ahí se sienta estupefacta a ver con que nueva extravagancia irónica el azar se le adelanta. Porque sus pasos van más lentos que los de el destino escrito, significación cósmica, horóscopo del día. ¿Alguna sorpresa buena para el día de hoy? ¿géminis? ¿qué nos salió?
Recuerda cuando por las calles procuraba encontrarte, sorprenderse, sorprenderte, y que te se te plantará el destino enfrente para que él tuviera que admitir que las cosas los volvía a unir. Conjeturas absurdas de madrugada, para luego admitir que siempre estuvo sola, como cuando recorrió los caminos caminados juntos, ¿juntos? uno al lado del otro, como sea que eso se llame. Sí, la calle solitaria, el río, el pasto verde, las nubes, las paredes pintadas, una búsqueda de la memoria, quizás para admitir que ahora estaba sola, verse allí en ese espacio, nuevo tiempo, para asimilarlo, siempre con la fantasía tonta del reencuentro que nunca se daría, y que sólo proyecta absurdo el tiempo para reprocharle haberlo pensado, haberse tomado la molestía de la fantasía. Piensa en esa charla simpática, reciente, donde todo estaba extrañamente demasiado perfecto, aquella charla que soño. Y entonces intenta calcular el tiempo real que no le habla, casi un mes, un poco menos, unos días menos, quizás una semana, pero los ojos le pesan y no quiere hacer el cálculo, tiene los números de la cuenta en la cabeza sin la que la respuesta le aparezca, si apareciera espontáneamente, pero no, requiere de cierto proceso mental ahora imposible de ser realizado. Casi las diez de la mañana de un jueves, un poco menos ¿cuanto? diez minutos, falta poco y volver a el tiempo que la arrastra en su cotideaneidad, al menos la cabeza vuela un poco más, las palabras, en cambio sus pies recorren baldosas ya pisadas tantas veces, tantas veces. ¿él donde estará? quizás recién despertando, abriendo sus ojos, imagino de pronto al pensarlo sus ojos entrecerrados, como los que en un personaje alguien describía que los entornaba al besarla, y que ella pensó que él también los entornaba, quizás así estuvieran ahora, entornados, la luz entrando por alguna rendija de la ventana, que no sabe imaginar más que como cuento, al final no conoció su cuarto. Recuerda quién sí, ni siquiera acompañado de algún sentimiento, es un recuerdo vago, sólo el recuerdo, no importa demasiado.
Quisiera hablar con esa amiga que un día compartió horas con ella. Quizás ni siquiera le contaría todo esto que piensa pero la escucharía y se contagiaría un rato de su mundo. Aquella característica del contagio, a veces necesario casi como una renovación del aire de la habitación, aire ahora cargado de un humo gris y pesado que la adormece, casi desmaya sobre la cama sin tender, la cama desordenada, con las botas tiradas al lado, con las sábanas bordo arrugadas, sucias de aliento, de vida. Mejor así, a una cama limpia, habitación muerta, sin alma que ronde. En cambio así movimiento extraviado que la mantiene en constante rotación, la del planeta, con el que ella gira, aún gira, si no girara ya estaría muerta, fuera de todo sistema, suspendida en una nada eterna donde estarán la mayoría de las cosas, es tan poco lo que queda, queda lo que en este preciso instante siente como ella intesa y respira una pitada de vida que le llene los pulmones... no, respiración abdominal baja, llenar la panza, que es la correcta.

viernes, 12 de octubre de 2007


lunes, 1 de octubre de 2007

Yo cambié, nosotros cambiamos, las cosas se renuevan, algunas se ensucian, se llenan de polvo, telaraña, y ayer queriendo limpiar encontré otra historia perdida entre libros de la infancia. Abismo inventado entre lo que quise ser. Querer estar bien lejos para después tener que volver pero no si antes haber probado como corría el viento allá en lo alto. Y después caer. Desenlace bruto sin correlato de un día absurdo sin tiempo. Aquella palabra nunca fue dicha, fue una mentira que creí oír, era un susurro del suelo bajo mis pies que le hablaban a las plantas de éstos para que creyeran que podían dejar de tocar la tierra. Pero entonces yo vi que no era más que un sueño, reflejo falso de otra verdad, la que se veía en el agua llorando tampoco era yo, ni esa, ni la otra, yo simplemente espectador estupefacto de una cinta que corría alrededor, musicalizada por un tercer sujeto, uno que vi pasar, de unos ojos marrones intensos, que un día cruzó conmigo unas palabras y luego desapareció y me quedé sin melodía, sin canción, parada inútil viéndolo marchar, como personaje en una estación que observa el tren que se va. Inventé entonces la estación, el banco para sentarme a esperar, los trenes viejos de un ramal de cuento perverso no escrito aún. Y si era un cuento cerré el libro, arranque sus páginas y las destroce en mil pedazos. Entonces sin ningún rastro un día desperté pensando que lo había soñado y me reí.

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